viernes, 21 de febrero de 2014

Llega la revolución de las cervezas artesanales

Rubias, morenas, tostadas, afrutadas, aromatizadas, ecológicas, verdes, rojas, con acento inglés, alemán e incluso belga y desde hace poco chapurrean el español. La cerveza artesanal empieza a fermentar con fuerza en España. Su auge en los últimos cinco años ha propiciado la aparición de pequeños cerveceros que pugnan por atraer a paladares exigentes elaboran intensas y aromáticas birras, ricas en matices, que cautivan a un consumidor curioso ávido de nuevas sensaciones.

La conservación de la cerveza artesanal dista mucho de la industrial. La ausencia del proceso de pasteurización en su elaboración -tratamiento térmico utilizado en líquidos para la eliminación de bacterias-, condiciona la durabilidad de la bebida y exige condiciones ambientales estables para mantener su calidad. Ni mucho viaje, ni mucha luz, ni mucho calor, ni mucho tiempo en la estantería. En cualquier caso, las artesanas son cervezas de proximidad que rara vez logran salir más allá de la provincia o comunidad autónoma en las que se elaboran
No hace falta ser un experto para apreciar la diferencia entre una cerveza artesanal y una industrial. Tienen más cuerpo y carácter, se agarra al paladar y ofrece notas de amargor más duraderas. Aun así son joyas difíciles de localizar. Su hábitat se encuentra en tiendas gourmet y pequeños bares en los que el boca oreja dirige al consumidor fiel y exigente. Y son más caras que las comerciales, su precio oscila entre tres y cuatro euros.
Pese a que la distancia que nos separa de países como Holanda, Alemania, Bélgica o Estados Unidos aun se mantiene, la oferta cervecera artesanal española arranca con fuerza buscando asentarse a golpe de birra. ¡Salud!



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